En este post vamos a hacer un entretenido repaso por las tres de las más codiciadas joyas antiguas de oro y diamantes de la historia reciente.
El deslumbrante collar de la Taylor
Elizabeth Taylor amaba los diamantes y Richard Burton adoraba ver a su querida cubierta de ellos, feliz. De las muchas joyas caras que le compró, la más famosa fue el diamante que adquirió en Cartier a finales de los sesenta. En un inicio, Burton quiso poner el diamante en un anillo pero por su grandes dimensiones decidió que finalmente sería en un bonito collar.
Las exclusivas joyas de la reina de Inglaterra
Isabel II luce de vez en cuando alguna de estas conocidas piezas de prestigio en selectos actos. Pero, de entre todas, destaca el collar denominado como ‘Godman Necklace’ por ser un regalo de las hermanas Dun Cann, cuyo padre lo adquirió en Baviera en 1890 y se lo cedió posteriormente a sus dos hijas.
En 1965 la mayor de ellas creyó haber descubierto que dicho collar perteneció a Josefina de Francia y que a lo mejor sería de especial interés para Isabel II. Aunque finalmente se confirmó que nunca perteneció a dicha emperatriz, igualmente las dos hermanas quisieron que Isabel lo tuviera en su poder. A cambio, la reina las invitó al Palacio de Buckingham para agradecérselo en un acto privado.
Catalina la grande y su flamante diamante de 200 quilates
El conde Orlov deseaba reconquistar a Catalina II de Rusia y para ello le regaló un gran diamante de nada más y nada menos 200 quilates, el mismo que su amada llevaba tiempo deseando tener en su poder. Sin lugar a dudas, la emperatriz lo aceptó bautinzándolo como diamante Orlov. Actualmente el diamante, que está montado sobre el cetro imperial de la época, se ubica en el Kremlin de Moscú.
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